domingo, 19 de agosto de 2012

Alimento verdadero




XX Domingo del tiempo ordinario

Desde hace cuatro Domingos la predicación de la Iglesia insiste en un tema fundamental. El ser humano necesita saciar algo que es muy importante; nos referimos al hambre y a la sed de nuestro corazón porque nuestro corazón ha sido creado para Dios.
Dios tiene una Pedagogía Eucarística por medio de la cual alimenta nuestro corazón.
Cuando nosotros comemos, somos conscientes que al comer, damos a nuestro organismo el alimento que el necesita para poder funcionar adecuadamente y es a traves de esa pedagogía como Dios nos da el alimento espiritual que nos hace eternos en el amor. Él mismo afirma que es el Pan de la Vida y que el que come de Ese Pan sacia la sed y el hambre de su corazón.
Hoy la liturgia nos permite definir unas características que son propias al alma cuando ella se deleita en Dios. Hablamos de los frutos de la Eucaristía.
Cuento una anécdota. El Papa Juan Pablo II contaba que una vez , estando con unos niños de catequesis uno de ellos le dijo: “A mi me supo a pan ¿cómo se yo que ahí en eso que me supo a pan está Cristo? (Los cardenales y teólogos que les acompañaban se rascaban la cabeza en espera de la respuesta del Papa)... “No por el hecho que hayan cosas perceptibles significa que sean mas reales que las imperceptibles a nuestros sentidos físicos; es más, son mas reales aquellas que aun no podemos percibir, como por ejemplo el Amor, es algo que no puedes meter en una botella y sin embargo sabes que es real cuando lo experimentas o ves que otros lo están experimentando. Muchas de esas realidades imperceptibles a nuestros sentidos se pueden conocer por los frutos que producen en nuestra experiencia de vida y de contacto con ellas”.
Entonces una alma Eucarística tiene frutos como lo es la Sabiduría, de la que habla la primera lectura.
Desde las Sagradas Escrituras el sabio no es el listo que tiene mas títulos y mas conocimientos intelectuales; sino aquel que que sacia en Dios la sed de su corazón.
¡La Sabiduría de Dios se hizo una casa en medio de nosotros! Estamos hablando de Jesucristo, que acampó en medio de nosotros y en su perfecta humanidad la Sabiduría adquiere rostro humano. Jesús, por tanto, manifiesta toda la grandeza de la sabiduría de Dios.
Ha puesto 7 columnas, nos dicen las Escrituras, y estas sabemos que se refieren a la vida sacramental de la Iglesia y dentro de esas siete columnas ha preparado un banquete, sabemos que se refiere a la Eucaristía.
Es un acontecimiento maravilloso: Dios mismo reveló su misterio de amor en Cristo y como dice la escritura, envió a sus siervos (la Iglesia) a invitar a todos (la humanidad) a que se sacien en ese banquete. Ésta es la tarea de la Iglesia. ¿y a quien convoca? A los inexpertos, a los que no tenemos conocimiento, a los que no entendemos para que al ser alimentados, se nos abran los ojos y tras ello vivamos desde ya en la eternidad.
En todo momento nos estamos refiriendo a Jesucristo y ahora nos preguntamos ¿donde esta ahora esa casa que se ha edificado la Sabiduría? Sabemos entonces que la Iglesia custodia y guarda el Manjar del Cielo en los sagrarios del mundo para que todos podamos acudir a él y saciar entonces nuestro corazón.. La Eucaristía es así la fuente de la sabiduría.
Si vemos la forma eucarística: ¿que nos dice nuestra razón acerca de ello? Tal ves que Dios no puede estar en un pan. Pero si entramos en un ejercicio de contemplación haremos con Cristo un recorrido hasta llegar a posarnos en el Pan Eucarístico. Cuando vino a habitar entre nosotros, se despojó de su divinidad y se revistió de la condición humana y ahora en la Eucaristía se despoja también de su humanidad para quedarse como alimento para nosotros. ¡ESTO ES HUMILDAD!
¿Que pasaría si nosotros hiciéramos algo así?, me refiero a que uno de nosotros decidiera convertirse en el alimento de todos los que estamos aquí, en el servidor de todos, llegando a no importale quien es, ni lo que tiene ni lo que sabe, sino que sencillamente se dispone a que hagamos con el lo que queramos: ¿Cual sería nuestra manera de estar ahí?... seguramente protestando a cada momento por que resulta imposible soportar las injusticias y las desconsideraciones de los demás que no valoran la acción de humildad que uno está haciendo.
Pues Cristo hace continuamente ese acto supremo de Humildad, y de obediencia, porque también se deja mandar por el sacerdote cuando éste, con la imposición de las manos sobre las ofrendas pide a Dios Padre que envié el Espíritu santo de manera que esas ofrendas no sean ya pan y vino sino Cristo mismo, servido en la mesa para alimento de todos.
El Hijo de Dios se ha humillado hasta este extremo ¿alguna mente humana lo pudo haber pensado, hay alguien a quien se le haya ocurrido diseñar un camino de amor como el que camina el Señor cada día en la Eucaristía?
Y San Juan de la Cruz decía: “Para que Dios sea todo en ti debes considerarte nada”
Y la “sabiduría” del mundo diría: “Sois un pringao” porque segun el espiritu del mundo todos debemos obrar a partir del egoísmo. Así que ahí se marca la diferencia entre un cristiano y un hombre preso y esclavo del mundo: en que el que Comulga a Cristo se hace también pan de comunión en medio del mundo en el que vive para que el Amor de Dios se extienda a todo el que lo necesite.
¡El momento apremia! Emborrachaos del Espíritu Santo. Es la Fuerza de la Eucaristía la que nos saca que nuestro egoísmo y nuestra frustración. San Pablo habla de embriagues recordando que cuando ocurrió pentecostés, la alegría de los que habían sido llenos del Espíritu Santo era vista por los que carecían de el como una borrachera, pues se les notaba la alegría. No es lo mismo la alegría que compramos al mundo a cambio de nuestra libertad. Esa es pasajera, se nos deshace en las manos y nos vemos obligados a ser esclavos para poder seguir teniéndola momentaneamente.
Pidamos a Dios la gracia de valorar, reconocer y escucharlo en la Eucaristía.
Hoy mas que nunca nuestro corazón necesita del Amor de Dios y por eso los Cristianos debemos darnos el tiempo para encontrarnos con ese Amor en la Eucaristía, en la vida sacramental de la Iglesia.
Aquí mismo en Murcia, Capital, en pleno corazón de la Ciudad se expone el Santísimo Sacramento, así que es una grandiosa oportunidad para que seamos almas eucarísticas que le adoremos y le llevemos en nuestro corazón por donde estemos.
¿Algunos creemos que la fuente de la sabiduría está en los presupuestos de nuestra razón y no aceptamos que verdaderamente está en Dios, entonces vamos existiendo de un modo escabroso, ostentoso y orgulloso, haciéndonos incapaces de la compasión y de la misericordia.

Seamos entonces Hostias de comunión de Amor entre nosotros.
Seamos ejemplo de entrega, fraternidad, tenacidad, fortaleza y espíritu humilde y servicial: demosle espacio a Dios en nuestra vida y su amor brillará en torno nuestro porque brilla dentro de nosotros.
No hay nada que ofrezca el mundo que pueda saciar verdaderamente las necesidades de nuestro espíritu.

1 comentario:

  1. Muchas Gracias por traer la Palabra y Obra de Jesús a esta página y así poder seguir el Evangelio cuando por alguna razón no podamos asistir a la celebración de esta Santa Misa personalmente.. O bien para recordar los momentos compartirdos durante la semana.. Todo un lujo.
    Gracias. Ana

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