domingo, 28 de julio de 2013

¿CÓMO?

El centro del mensaje de la Palabra de Dios hoy nos dice que los discípulos le dicen a Jesús: _ Señor, enseñanos a orar_. El evangelio de hoy no está centrado en el Padre nuestro. Hoy El Señor no nos quiere enseñar lo que tenemos que pedir, porque ésto estará en otro Evangelio donde habla de la palabraería que usaban los fariseos para se escuchados, no por Dios, sino por el “qué dirán” de las otras personas. Hoy, aunque es muy importante lo que hay que pedir... En que me toque la lotería y estas cosas surperfluas, Dios no se sompromete a eso, El se compromete a un Don mas grande que es el Espiritu Santo, lo podemos tomar del dialogo de Jesús con la samaritana Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le habrías pedido a El, y El te hubiera dado agua viva.
Hoy el Evangelio se centra en cómo tenemos que pedir, cómo tiene que ser nuestra oración, porque muchas veces nuestro corazón es muy superficial, nos cansamos, nos ponemos en la presencia del Señor dudando que Él pueda darnos lo que nos conviene. Igual que un niño pequeño que le pide un cuchillo a su madre, ella no se lo dará, así Dios nos da todo lo que necesitamos y nos ayude a la conversión y alcanzar el cielo y nos niega aquello que le pedimos y que Él sabe que no nos hará ningún provecho. Para que seamos realmente felices Él hace lo que sea.
¿Cómo tiene que ser nuestra oración? Hemos visto en la primera lectura que la oración de Abraham es insistente. Una oración a tiempo y destiempo, Dios no escucha a Abraham porque no quiera escucharlo, sino que valora la insistencia. El problema de Sodoma y g
Gomorra no fue tanto el de la lujuria y los desordenes sexuales, sino, la no acogida de la palabra de Dios, porque es verdad que en esos pueblos habían todos estos vicios, pero si este pueblo hubiese acogido a Dios, Dios los hubiese salvado. Así nos pasa a nosotros que nos parece que Dios no nos salva pero es que lo que le pedís, quieres que sea como a ti te da la gana y eso en realidad para empezar ya no te conviene. Por esto, éste Evangelio dice: “venid a mi los que estés cansados y agobiados que yo os aliviaré”. Es el Evangelio de El Cristo que dice dar la vida por el otro, dar los Bienes, darse a sí mismo... el problema de  Sodoma y Gomorra fue la no acogida de Dios, (Dios no quiere lamuerte del pecador sino que da la vida  a quien se arrepiente) Ellos eran un pueblo desagradable, según los Judios, éste pueblo era muy soberbio, y dice que cuando iba un visitante a ésta ciudad lo acostaban en el peor lugar, lo obligaban a realizar sus practicas de pecado o de lo contrario lo despreciaban y expulsaban de la ciudad... _que malo que es este pueblo_ diríamos, pero nosotros no somos distintos: A la persona que no entra en el pecado le cortamos la cabeza... Mi forma de pensar y de ser, si no hace lo que yo quiero, lo mato, le corto la cabeza.
Vamos a la catequesis sobre la  oración: Nuestra oración tiene que ser como el ciego de Jericó: gritando: “¡Señor Jesús ten piedad de mi que soy pecador!”, hasta que El Señor se pare sabiendo que en este grito hay muchas cosa que van a impedir que uno no llame al Señor (los Apóstoles con su ¡callate!) Hay que insistir. Dice El Señor que la oración tiene que ser en silencio en lo secreto de tu corazón para no ser como los fariseos que salen a las plazas con gritos. No, no, no; es una oración discreta, aunque con gritos del alma y también sincera. Descubriendo al Señor lo que hay en nuestro corazón, no como el publicano que dice: te doy gracias señor por que doy el diezmo y vengo al templo todos los dias y porque ayuno mas que todos, hasta de noche, soy mejor que nadie, y porque no soy como ese publicano y pregunta el Señor:¿quién quedó justificado?. Evidentemente el hombre que estaba en el ultimo lugar, que decía: “Ten piedad de mi que soy pecador”. Entonces una oración sincera e insistente, discreta pero con gritos del alma. Así  como la viuda que clamaba a un juez que hicieran justicia y éste juez, por su insistencia la escuchó. Así la oración tiene que ser constate, incluso por la noche.
En Israel es muy  importante la hospitadlidad, tanto que, por esta causa (nos dice el Evangelio) un hombre se tiene que levantar en la mañana para atender a un huésped que no solamente lo pone en apuros a él, sino, que, tiene que molestar a su vecino. Así que le dice que no lo moleste. Preguntareis ¿cómo es que le habla a través de la puerta sin abrirla? la gente no dormía en la planta baja, sino en la alta y dormmian todos los niños junto con los padres. Así que no se echaba la llave de seguridad, en todo caso, atenderlo implicaba muchas molestias. El niño llorando, el chirrido de la puerta, los animales alarmados y con todo se montaría el bullicio.
Así hay que hacerlo en la oración: molestando Al Señor. Ahora tenemos todas las condiciones, así que nos vamos a presentar delante de El Señor sabiendo que Él es una Persona y no un ente... por eso aparece la figura de el Señor caminando sobre las aguas. Los Apóstoles creían que era un fantasma pero El Señor les demuestra que no, el los amaba con sus debilidades.
El Señor oraba con la humildad, como en getsemaní, su oración fue humilde. “Que pase de mi este cáliz pero que en todo caso se haga tu voluntad y no la mia”, Él reza con la cabeza en el suelo, por eso nos tenemos que humillar. Dice el Profeta Jeremías, humillate y quizás tendrás esperanza. Así tenemos que ser con El Señor. A escondidas, pura, insistente, inoportuna y confiadamente, sabiendo que nos escucha porque es un Dios de misericordia.
A partir de ahora le pedimos a Dios que no nos conceda lo que le pedimos caprichosa o ignorantemente, sino que se haga su voluntad hasta en aquello que debemos pedirle. Si es muy importante, nos lo dará. Él no nos quiere dar una serpiente sino un pez, no una piedra sino un pan, el pan de cada día, por eso con humildad hay que pedir y confiar, por eso cuando pedimos algo a alguien, lo hacemos humildemente porque lo necesitamos, así que, lo hacemos con humildad, ¿Qué necesitamos? Al Espíritu Santo, que es Quién nos conduce.
Dicen las malas lenguas que en tiempos de melones de no hay sermones y en tiempos de sandías breves las homilías.

La oración es muy importante por eso es lo mismo de importante saber cómo rezar