domingo, 19 de enero de 2014

ÉL

Homilía dada por el Presbítero Santiago, Rector del Seminario Redemptoris Mater de Murcia.


"Juan, viendo a Jesús lo señala como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él existía antes que todo. Juan dio testimonio diciendo:
_he contemplado al Espiritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre Él. Él es el Hijo de Dios"

Hemos celebrado el nacimiento de Jesús, su manifestación, el bautizo la semana pasada y éste evangelio continua relatando esta manifestación que hace Dios: la epifanía. ¡Dios se manifiesta! ¿de que manera? a través del bautizo, de este sacramento que Él nos dejó para nosotros, para que pasáramos a ser hijos suyos, cada uno de nosotros necesitamos ésta gracia que hemos escuchado en el evangelio, entrar en el agua  a través de Jesucristo y escucharlo a Él según la voz que se manifestó para recibir con Él, el Espiritu Santo, que se manifestó en forma de paloma, aquel día; para mostrar físicamente que existe el Espiritu Santo y que está sobre el Señor; así que, vemos la Santísima Trinidad y por eso el sacerdote bautiza en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Ésta formula se repite en otros sacramentos, cuando confesamos los pecados el sacerdote dice "te absuelvo de todos tus pecados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La Eucaristía empieza con éste saludo y ésta es la gracia que viene sobre nosotros para poder vivir el bautizo y Juan nos da testimonio diciéndonos: "Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" y en cada Eucaristía lo escuchamos en la voz del sacerdote cuando eleva el pan consagrado que es Jesús inmolado por nosotros; "Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo
¿Qué significado tienen estas palabras en mi vida? No buscamos una respuesta teológica sino una respuesta existencial de tu propia vida. ¿Qué haces con ésta noticia? ¿qué tiene que ver con tu vida tus problemas tu trabajo tus responsabilidades cotidianas? "Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" vivimos en el mundo. ¿Cuál es pecado del mundo? Al escuchar pecado se nos viene a la mente las mentiras, los robos, los juicios, la hipocresía, la murmuración, un montón de pecados que tenemos todos porque vivimos inmersos en un mundo gobernado por el demonio; lo dice Jesús: "el príncipe de éste mundo es el demonio" y le dice a los fariseos que tienen como padre al demonio. Nosotros por el Bautismo pasamos a ser hijos de Dios pero no es una cosa magica sino que significa hacer las obras de Dios; nos sumergimos en las aguas y dejamos en ellas al hombre pecador y sus tendencias malas. El Bautismo nos deja limpios y así nos quita el pecado ¿de que pecado? ¿de la prostitución, del narcotráfico, de las violaciones?. ¿de qué pecado habla?. De uno mas gordo que está muy enraizado y que produce estos pecados que hemos enumerados y otros más; se trata de la falta de fe en no reconocer a Cristo como Hijo de Dios y salvador nuestro. No reconocerlo es darle una patada al Señor y rechazarlo, decirle: _yo no quiero tu amor, rompo ésta alianza con el Hijo de Dios. Parece que no pasa nada pero pasa, éste es el pecado del mundo que viene dominado por el demonio, nos hace ver el mal como bien, es decir: el bien de la idolatría que viene de aferrar el corazon a las cosas, a las personas, al afecto, a mi hijo, a mi esposo, a mi esposa, a mi amigo, a mi empresa, a mi dinero y decimos: _¡éso me da la vida, Dios no! Y cuando ésto se acaba, porque todo eso caduca, se destroza toda tu vida.
Éste es el pecado del mundo: no reconocer a Dios y por eso los asesinatos, las venganzas, tomarse la justicia por las manos y las familias que se dividen. Vemos casos en que llega el pecado a desesperar al hombre que uno decidió quemar a toda su familia. No podemos tener aspiraciones superfluas: que el otro me quiera, me reconozca; sino, que, debemos buscar a Dios, el otro te fallara tarde o temprano porque somos hombres, lo dice la Palabra "pecador  me concibió mi madre; el Profeta Jeremías dice "no hay cosa mas torcida que el corazon del hombre" y el evangelio nos dice: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas  a vuestros hijos, cuánto no más el Padre si le podéis pedir con feos dará lo mejor de su parte".
San Pablo habla de querer hacer el bien y en vez de ello hace el mal que no quiere; ése es un sufrimiento muy duradero en la experiencia de todos, entonces, Dios viene a quitar este pecado, ésta ceguera de no reconocerlo como Padre, Hijo y Espiritu Santo y nos da la gracia de quitar el pecado de la idolatría. No lo hace con arte de magia sino inmolándose, partiendo su Cuerpo, entregando su vida, venciendo a la muerte y ése es el milagro que presenciamos en la Eucaristía; El Señor se está continuamente entregando para quitar este pecado. Éste es el bautizo de Espíritu Santo, es sabernos hijos en el Hijo; nos libera de la idolatría, la soberbia, el orgullo, y nos deja la sabiduría, la ciencia, la fortaleza, el buen consejo, el santo temor de Dios, el amor, la paz, la alegria, la amabilidad, el gozo, la disponibilidad, el dominio de sí, la castidad; todo esto que le exigimos a los demás y no lo tenemos lo encontramos recibiendo el  Espíritu Santo. Si hallamos gente sin esto no los juzgues, sino que, llévalos Al Señor porque de Él van a conseguir todo esto. tienen que pasar por el bautismo que les da la nueva condición de hijo de Dios y como nadie va al Padre sino por Cristo, pues, hay que acercarnos a Cristo en los sacramentos y estamos invitados a dar este testimonio.
Mañana, hoy, cuando te lo pregunten los que te rodean ¿quién es Dios para ti? ¿qué es lo que crees y por qué crees en la Iglesia? ¿vas a dar una charla teológica? No. Dirás como Juan: "Éste es Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Él me ha quitado el orgullo, la vanidad, los vicios, la violencia, el egoísmo, y si me ha dado a mi ésta libertad y ésta paz entonces lo puedes señalar y podrás darlo a conocer a otro.
El borracho dirá: _soy un borracho pero no bebo alcohol. El adultero dirá: Soy un lujurioso pero no practico esas obras porque el amor de Dios me ha liberado, el ladrón dirá, es mi debilidad pero gracias a Cristo no lo hago y el mentiroso sabe que ya no miente porque en Cristo ha encontrado la Verdad.

Muchos santos se han considerado pecadores aunque no realizaban estos actos porque sabían que la Gracia los mantenía libres de ello. veían su realidad, la reconocían y al mismo tiempo podían darse cuenta que la Gracia de Cristo les daba la fuerza para alejarse de la muerte.

Si no vas a Él, si no le dejas actuar en ti, no podrás hablar de Él. Para Él no hay nada imposible.
cuando vas a hablar de la Iglesia, ten en cuenta que es Santa, ¿por qué lo es? porque el Espiritu Santo está en ella, Cristo está presente, sacrificándose e implándose, dando su Cuerpo par darnos la Vida. No importa que esté conformada por humanos pecadores. Nosotros moriremos pero el Señor permanece en su Iglesia y las fuerzas del infierno no podrán con ella.

El Señor nos invita a la fe y ésto significa reconocer que yo no soy dios hay que reconocerle a Dios que Él es quien se tiene que sentar en el trono de mi vida y no yo. este es el pecado, creerme dios, yo; y sacar a Dios de mi vida.
Cuando dejas que Dios reine en tu vida, te sientes contento y realizado, sabes que tu existencia está cumpliendo la misión por la que ha recibido la vida y ésa es tu alegría, por eso el salmo dice: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"... muchas veces fastidiado y sometido a prueba pero haciendo su voluntad. Lo vemos en la Virgen María, que en medio de tan tremenda prueba dice continuamente: "He aquí a tu Esclava, que se haga en mí según tu Palabra"
Así que podemos dar testimonio como Juan, decir: _es verdad, yo le he entregado mis pecados y Él me ha liberado de esa esclavitud con la que vivía sometido al demonio, murmurando, pensando mal del otro, creyendo que es mi enemigo, lleno de vicios y de miserias. Experimentar que el Señor te libera es lo que te hace ser testigo de su poder porque sabes que no ha sido por tu fuerza y ese es el testimonio que Juan da. Estamos llamados, como cristianos, a dar ésta Nueva Noticia, por eso, alegrémonos y señalemos a Cristo como nuestro Salvador, Aquél que nos ha quitado el pecado que nos hacia esclavos del mal.
La ceguera del corazón nos hace ver el daño del mundo y desconocer el bien que Dios nos hace, vemos todo el daño y desconocemos que Dios nos ha bendecido y murmuramos.

Mira a Cristo, reconoce que El es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, verás cómo se llena ese vacío que tienes con su Amor, su misericordia, su perdón, esa es la felicidad que da el sacramento de la confesión, cuando te sientes amado y perdonado y no juzgado ni condenado, ésto te transforma. Entras muerto y sales vivo de una Eucaristía, de una confesión.

¿Por qué vas a misa? porque estas muerto por los pecados del mundo, Cristo se inmola por ti y sales vivo, vas al sacramento la reconciliación, de la sanación porque esos pecados te hieren te matan y matan a otros y el Señor te sana y sana en los demás el daño que has hecho. Te resucita, te revive, éste es el milagro que se realiza en cada sacramento; si supiéramos vivirlo, experimentarlo, descubrirlo en su esencia seriamos felices. Por eso, con esa conciencia vamos a profesar nuestra fe,. ¿por que crees en Dios? ¿En Cristo? ¿crees que Dios es tu Padre que te ama?. ¿crees en el Espiritu Santo que mora en ti y te da el consuelo que buscas, que te santifica y hace que tus obras sean gratas a Dios?, ¿Crees en la Iglesia? cuando experimentas ese Amor sabes que lo que dices en el credo está escrito en tu misma vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su Opinión, si quiere expresarla, siempre y cundo sea adecuada, bienvenida es: